El sur también existe

Con una concurrencia masiva, el Autoclub Berazategui realizó la séptima edición del Salón del Automóvil Clásico.
La «Galera» de los hermanos Emiliozzi, principal atracción del 7mo. Salón del Automóvil Clásico de Berazategui. (Foto: María José Salmerón Martins)

La frase que da título a uno de los poemas más conocidos de Mario Benedetti, y que fuera musicalizado por Joan Manuel Serrat, aplica perfectamente cuando nos referimos al parque de automóviles clásicos y a los eventos relacionados con ellos que se realizan en la zona sur del Gran Buenos Aires.

La evidencia más elocuente es el Salón del Automóvil Clásico que desde 2012 lleva adelante el Autoclub Berazategui y que celebró su séptima edición entre el 19 y 22 de julio pasado.

Gentilmente invitados por los organizadores, Autohistoria estuvo presente una vez más, en esta oportunidad compartiendo el stand con Martín Glas, autor del libro “Torino, un mito argentino”.

Para quienes asistimos a casi todas sus ediciones, nos resulta notoria la constante evolución,  tanto en la organización como en la selección del parque exhibido. Cabe destacar también el compromiso y el apoyo del Municipio de Berazategui que ofrece el inmejorable marco del Centro de Actividades “Roberto de Vicenzo”, lugar ideal para una muestra de este tipo y que forma parte de su extenso programa de acciones vinculadas con la cultura.

Flint B-40 Touring de 1926, único ejemplar de este modelo presente en el país.

La calidad del evento, su gratuidad y las vacaciones de invierno garantizaron una masiva concurrencia de público, que virtualmente abarrotó los amplios pasillos, en especial durante el fin de semana.

Prolijamente distribuidos en islas específicas, alrededor de 70 autos formaron parte de esta séptima edición. El conjunto integraba un equilibrado reparto entre modelos nacionales y extranjeros, entre ellos norteamericanos, europeos y japoneses. La línea de tiempo se extendía desde los años diez hasta los contemporáneos noventa.

En esta edición se destacó la presencia de la famosa “Galera” de los Emiliozzi, especialmente arribada desde Olavarría. La rareza fue el Flint B-40 Touring de 1926, único ejemplar de este modelo presente en el país.

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Además de los autos, un exclusivo salón reservado para las motos ofrecía un colorido espectáculo integrado por más de 80 modelos de dos ruedas.

La organización previó una seria de charlas temáticas desarrolladas en el auditorio. Entre los oradores estuvieron Haroldo Power (historia del Ford T), Heriberto Pronello (historia de la Liebre), Gustavo Feder (historia de la industria automotriz argentina), Martín Glas (historia del Torino) y Omar Rossini, mecánico responsable del mantenimiento de la “Galera”.

Mejoras permanentes en la infraestructura, organización y el material exhibido, combinado con el trato cordial y respetuoso de los socios del Autoclub Berazategui, convierten al Salón del Automóvil Clásico en una cita ineludible para los amantes de los autos históricos.

Sí, el sur también existe. Y está en Berazategui.

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